Cualquier
persona puede jugar al tenis, ya sea quien tiene experiencia o aquella que
nunca pisó una cancha. Sin embargo, al momento de elegir la raqueta, elemento
clave en la práctica de este deporte, sí se necesita tener en cuenta el nivel y
las características de cada una.
Para
los principiantes se recomiendan las de aluminio, de uno o dos cuerpos, y cuando
el nivel es más alto los compuestos son de fibra de carbono, grafito y basalto.
Si el nivel de juego es básico, la raqueta debe ser básica. Existen algunas que
despiden más y otras que despiden menos, de acuerdo a los golpes de cada
jugador.
Por
eso, un punto importante para saber cuál elegir, es el tipo de swing de cada
tenista (gesto que realiza el jugador al golpear la pelota). Éste puede
clasificarse en corto, medio y largo, aunque existen puntos intermedios. El
largo es propio de profesionales, el medio de jugadores de nivel intermedio y
el corto de principiantes o veteranos.
En cuanto al encordado, otro aspecto
relevante de la raqueta, éste funciona
como motor de la misma. En algunas marcas representa el 40% de su funcionalidad, y puede generar que despida más o menos, tome mayor efecto
o no, entre otras cualidades.
Los encordados de monofilamento de
polieno son los que tienen más funcionalidad y durabilidad. Además, dentro de
este ámbito, existen máquinas que perfeccionan el encordado. En el mercado
actual la última tecnología lanzada por Wilson genera menos estrés y tensión en
la espalda, cuello, hombros y brazos de los usuarios. Por otra parte, dentro de
la categoría de cuerdas sintéticas, hay de multifilamento y ensamblado. Y otro
tipo, son las de tripa natural.
Cerrando las distintas partes de la
raqueta, existen grips de cinco medidas, dependiendo del tamaño de la mano de
cada jugador. Y por último, las pelotitas, su principal aliado, son producidas
para utilizarlas durante dos o tres partidos en nivel no profesional, mientras
que en la elite duran un solo match.
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